miércoles, 21 de septiembre de 2016

Carta de Julian Jimenez a su hijo Sergio


Cartas a Sergio.

Querido hijo, con la presente quiero saber de tu opinión con respecto al devenir de esta nuestra sociedad, que como puedes entender me preocupa por el rumbo que toman al respecto algunos hitos sociales, y que por mi edad creo que me sitúan algo descentrado de los ejes de opinión, y crean en mi ciertas dudas éticas.

Cuando me acerco a las fuentes de información que manan de las azancas1 sociales, me cuesta discernir cuales son fuentes puras y cuales están contaminadas, aunque en principio las dos calmarían. Sin embargo, las segundas en un espacio corto de tiempo contaminarían mi razón y mis valores más profundos, no obstante, en última instancia sería mi responsabilidad en cual sacio mi sed. Ambas son estáticas e inamovibles, con lo cual está en mi libertad y responsabilidad a cuál de ellas me acerco. ¿Lo crees así? ¿Crees que hay alguna fuerza exógena o interior, que me obligue a beber de una de ellas? ¿Soy libre?

De un tiempo a esta parte noto en las personas que me rodean les cuesta más encontrar unos valores morales que guíen su caminar, con ello no quiero decir que todos debamos hallar valores éticos universales, pero si al menos unos base. Cada vez más asiduamente encuentro personas que les cuesta establecer esas bases. No sé, amar es bueno, matar es malo y desde esos cimientos construir unos valores personales, que a su vez establezcan las raíces para una sociedad moral. Las personas cedemos nuestra responsabilidad a entes comunitarios, para que marquen los límites de nuestra responsabilidad y por ende de nuestra libertad. Yo soy libre amar o no, esa es mi voluntad, pero en mis valores amar es bueno y quiero que mi voluntad se traslade a mi comunidad, y esa es mi responsabilidad. ¿No sé, somos racionales o razonables? ¿Crees que estamos dejando diluir nuestra libertad personal, en favor de una transpersonal? ¿Somos responsables?

No quiero aburrirte con los pensamientos de un viejo, pero creo que es importante. Las personas pasamos por diferentes etapas vitales, como cualquier tipo de organismo vital. En una primera etapa luchamos por sobrevivir y toda nuestra energía se encamina en perdurar, adaptándonos al medio natural y social. Para llegar a una etapa infantil donde el mundo que nos rodea es una fuente inagotable de información, y es ahí donde nos formamos, tanto personalmente como socialmente, para el resto de nuestros días. El periodo existencial siguiente es un tiempo de incertidumbre, donde descubrimos que nuestro habitad, es un medio lleno de bondades y maldades y que a su vez nos empuja hacia una independencia, que en muchos casos asusta, pero si ese camino lo comenzamos desde unos presupuestos educativos de calidad humana importantes, ese camino hacia la independencia es suave y progresivo, pero si es deficitario en valores éticos el andar será agreste y el intento de volver a periodos vitales anteriores será una tentación constante, buscando la seguridad de la etapa infantil.

Nosotros como sociedad partimos de unos valores, que como hemos dicho con anterioridad no eran toso lo deseables que deberían ser, pero tenían una base social aceptada. En nuestra evolución como comunidad fuimos apartando valores, primero porque sólo respondían a una parte de la sociedad, luego eliminamos otros porque no respondían a lo que el futuro nos demandaba y por último, hemos trastocado la base porque en nuestra falsa seguridad creemos que habrá un ente superior que nos marque los límites de nuestra libertad y responsabilidad, con esto. ¿No crees que somos una colectividad adolescente, que cree que ese progenitor imaginario o añorado corregirá nuestra falta de moral? ¿No te parece que esta posición infantiloide en una sociedad en evolución, nos hace ser inmunes a los mensajes de responsabilidad? ¿Crees hijo mío que somos una sociedad adolescente?

Te quiere papa.

1. manatiales subterraneas

No hay comentarios:

Publicar un comentario